El lupus eritematoso sistémico (también conocido como lupus o LES) es un trastorno autoinmune que puede causar una enfermedad crónica en diferentes partes del cuerpo. Si bien se desconocen los mecanismos exactos del lupus, la afección en última instancia representa un sistema inmunológico que salió mal, atacando las células normales que erróneamente considera peligrosas.


El sistema nervioso central es solo uno de los objetivos de esta respuesta autoinmune. Cuando sucede, puede manifestarse con síntomas psiquiátricos que son sorprendentemente similares al trastorno bipolar . Si bien los síntomas de los dos trastornos se superponen (al igual que los medicamentos utilizados para tratarlos), el LES y el trastorno bipolar no están relacionados de ninguna manera.

A pesar de la creencia popular, el LES no causa el trastorno bipolar. Por otro lado, el LES a veces se diagnostica erróneamente como trastorno bipolar. Cuando esto sucede, una persona puede estar expuesta a un tratamiento innecesario e inapropiado.

Síntomas neuropsiquiátricos del lupus
Cuando el lupus afecta el sistema nervioso central, puede causar una variedad de síntomas, tanto neurológicos como psiquiátricos. Nos referimos a esta condición como lupus eritematoso sistémico neuropsiquiátrico (NPSLE). Los síntomas pueden variar de leves a graves e incluyen: 

  • Visión borrosa
  • Torpeza o marcha inestable
  • Confusión y delirio
  • Dolores de cabeza
  • Problemas de audición y habla.
  • Pérdida de la función cognitiva.
  • Pérdida de memoria
  • Trastornos del estado de ánimo, que incluyen depresión y síntomas de tipo bipolar.
  • Convulsiones
  • Carrera
  • Hormigueo, entumecimiento, ardor y sensaciones nerviosas dolorosas
  • Temblores, tics y movimientos involuntarios.

La NPSLE afecta al 80-90% de las personas con lupus y se manifiesta con mayor frecuencia como dolores de cabeza, depresión y deterioro cognitivo general.

La NPSLE se considera una complicación grave que conduce a una reducción de la calidad de vida y a un aumento de la enfermedad. La investigación actual sugiere que la NPSLE se asocia con un aumento de casi diez veces en la mortalidad en comparación con las personas de la población general. 

Causas
En lugar de tener una causa específica, la NPLSE se debe a una combinación de factores que incluyen disfunción inmunológica, irregularidades hormonales, inflamación vascular y daño directo al tejido nervioso. Incluso los efectos secundarios de los medicamentos pueden contribuir a los síntomas.

Además, la capa protectora que rodea el cerebro, llamada barrera hematoencefálica, puede verse alterada por el lupus, lo que permite que las toxinas penetren y dañen el tejido neural.

Algunos de los síntomas de NPLSE también pueden estar relacionados con una afección llamada síndrome desmielinizante en el que la respuesta autoinmune elimina gradualmente la vaina de mielina (piense en ella como la cubierta aislante) de un nervio. Dependiendo de dónde ocurra esto, puede desencadenar una variedad de problemas sensoriales, cognitivos y visuales.

Diagnóstico
Debido a que es difícil distinguir entre las diversas causas de NPSLE (incluidos los trastornos psiquiátricos independientes), no existe un estándar de oro para el diagnóstico. Como tal, el diagnóstico generalmente se realiza por exclusión, explorando todas las demás causas posibles, incluidas infecciones, enfermedades coincidentes e incluso los efectos secundarios de los medicamentos. 

Esto se hace caso por caso bajo la dirección de un especialista con experiencia en NPSLE. Si se sospecha síndrome de desmielinización, se pueden realizar pruebas para confirmar la presencia de anticuerpos autoinmunes (autoanticuerpos) asociados con el daño de la mielina.

Tratamiento
Por lo general, los medicamentos que se usan para tratar los trastornos psiquiátricos y del estado de ánimo también se pueden usar para tratar los síntomas psiquiátricos del lupus. En el caso de NPSLE grave, el tratamiento se centrará en el uso de medicamentos que supriman y moderen la respuesta autoinmune.

Las opciones incluyen corticosteroides en dosis altas (como prednisona o dexametasona con ciclofosfamida intravenosa). Otros tratamientos estándar incluyen rituximab, terapia de inmunoglobulina intravenosa (anticuerpos) o plasmaféresis (diálisis de plasma).

Los síntomas leves a moderados pueden tratarse con azatioprina o micofenolato por vía oral. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las altas dosis de corticosteroides pueden exacerbar los trastornos del estado de ánimo y, en casos raros, provocar psicosis.