La llegada del vehículo eléctrico fue celebrada, entre otras cosas, por lo que suponía de victoria en la guerra contra la contaminación acústica. El exceso de ruido en las ciudades, una cuestión en la que los coches juegan un papel trascendental, puede acarrear pérdida de audición e incrementar el estrés y la ansiedad de las personas, según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, la proliferación de coches silenciosos circulando por calles que los viandantes cruzan distraídos, cada vez más pendientes de las pantallas de sus móviles, representa un creciente problema de seguridad. Un estudio citado por el Parlamento británico estima que estos vehículos causan un 40% más de atropellos a peatones que los tradicionales.

En 2019, la Unión Europea aprobó una medida que obligará a los vehículos híbridos y eléctricos a seguir unos requisitos mínimos de emisión de sonido para que puedan ser percibidos con facilidad. El sonido tendrá que oscilar entre los 56 y 75 decibelios y deberá ser similar al de un motor de combustión convencional. Los fabricantes disponían de dos años para adaptarse a la nueva normativa. El reto es mayor de lo que parece: diseñar un sonido que aúne los valores que defiende su marca y definir su identidad sonora. Y para ello algunos han recurrido a reputados compositores o estrellas de la canción.