Siempre es difícil ver a los niños pequeños molestos, pero es aún peor cuando están tan frustrados o enojados que comienzan a golpearse a sí mismos. Por lo general, los niños pequeños golpean a otra persona cuando están enojados, pero a veces vuelven su frustración hacia ellos mismos.

Aunque este tipo de arrebato no es común en los niños, cuando ocurre, puede dar miedo. Sin embargo, eso no significa que sea algo de lo que preocuparse demasiado.

En su lugar, preste mucha atención a cuándo ocurre y cómo se desarrolla la situación para determinar si debe mencionárselo a su pediatra. Sin embargo, la mayoría de las veces, a medida que los niños crecen, detendrán este comportamiento de autolesión. Sin embargo, esté atento a que el hábito regrese, ya que algunos niños usan el comportamiento como una salida poco saludable.

Una encuesta de KidsHealth que pregunta a los niños mayores sobre sus factores estresantes y qué hacen cuando están molestos. Aproximadamente el 25% respondió que cuando están molestos, se desquitan con ellos mismos golpeándose, mordiendo o golpeándose la cabeza con algo.

¿Por qué se golpea su niño pequeño?

A medida que los niños crecen desde bebés hasta niños pequeños, comenzarán a explorar su entorno y a comunicar sus deseos y necesidades. Sin embargo, sus capacidades no coinciden con su deseo de hacer ambas cosas.

Como resultado, su incapacidad para verbalizar sus deseos o necesidades, combinada con su lucha por navegar con éxito en su entorno, puede ser una receta para una rabieta. Si tienen poca tolerancia a la frustración, pueden golpearse a sí mismos como una forma de expresar su exasperación. 

Si nota que esto sucede, tome nota de cualquier desencadenante que haya provocado la rabieta. Quizás le dijo que no a algo que su hijo realmente quería hacer. O tal vez, simplemente estaban demasiado cansados ​​o hambrientos.

Una vez que reconozca un patrón o un desencadenante que conduce a la conducta de autolesión, es posible que pueda prevenir los problemas antes de que comiencen. Solo asegúrate de intervenir antes de que los puños comiencen a volar.

Cómo hacer frente a las autolesiones

Cuando los padres no pueden evitar que sus hijos se golpeen a sí mismos, existen formas efectivas de manejar las rabietas . Aquí hay varias cosas que puede intentar hacer para mantener seguro a su hijo.

Crea un ambiente seguro

Cuando los niños encuentran múltiples formas de lastimarse, como golpearse la cabeza contra la pared, muévalos o los objetos fuera de su alcance.

Proveer asistencia

Por ejemplo, tomar sus brazos y evitar que se golpeen bloqueando sus puños es una opción. Esta acción puede ser reconfortante y podría ser suficiente para calmar a su niño pequeño y detener la autolesión. El objetivo es crear un entorno seguro y amoroso para que los niños mitiguen el dolor o la frustración que sienten.

Habla palabras tranquilizadoras

Decirles a los niños que están a salvo y que usted está ahí para ellos también puede ser reconfortante. También puede darles algo para sostener, como un osito de peluche para que lo exprima o un vasito lleno de agua para beber.

Aunque es tentador intentar razonar con los niños pequeños o sermonearlos sobre su comportamiento, ahora no es el momento. Es más importante concentrarse en calmarlos y reducir su riesgo de sufrir daños.

Una vez que haya pasado el momento, puede comenzar a trabajar para enseñarle a su niño pequeño formas saludables de expresar su frustración.

Puede comenzar hablando sobre cómo identificar y verbalizar sentimientos diciendo: "Puedo ver que se siente realmente enojado".

Cuando los niños saben que usted reconoce su frustración o enojo, es menos probable que le muestren lo molestos que están y dejen de golpearse a sí mismos. Enseñar "palabras de sentimiento" también prepara el escenario para que su hijo comience a aprender habilidades saludables para el manejo de la ira a lo largo de los años preescolares.

Su niño pequeño puede tener dolor

Otra explicación para los niños pequeños que se golpean repentinamente a sí mismos es que pueden tener dolor físico. Por ejemplo, los niños pequeños que se golpean a sí mismos en un lado de la cabeza pueden tener una infección de oído.

Mientras tanto, los bebés a los que les están saliendo los dientes también pueden golpearse a veces para sobrellevar el dolor en las encías. A veces, golpear puede ser un alivio. Esté atento a las señales de que su hijo puede tener dolor físico.

Preste atención a dónde se están golpeando. A veces, los niños intentan comunicarse donde les duele. Y, dependiendo de la fuente del dolor, es posible que pueda tratar a su hijo en casa.

Sin embargo, si no está seguro de qué está causando el dolor, puede ser necesario ir al pediatra de su hijo.

Cuándo preocuparse

Cuando los niños se golpean a sí mismos con regularidad y no está relacionado con una rabieta o un dolor agudo, el hábito puede ser especialmente preocupante. A veces, la autolesión puede estar asociada con el autismo.

Además de golpearse a sí mismos, los niños con autismo pueden rascarse, pellizcarse o morderse o golpearse la cabeza. Los  niños con discapacidades del desarrollo pueden encontrar que las autolesiones les tranquilizan. Los golpes rítmicos de cabeza , por ejemplo, proporcionan estimulación vestibular. 

También es preocupante cuando los niños se están causando daño físico. Si se golpean con tanta fuerza que dejan moretones o marcas o se están causando otras lesiones, consulte a un pediatra.

Para los niños pequeños que son un poco mayores, la extrema frustración de no poder expresarse puede ser el resultado de un retraso en el habla .  Por lo tanto, es posible que el pediatra desee proporcionar una derivación a un terapeuta del habla para una evaluación.

En caso de duda, siempre es mejor hacer que el pediatra evalúe a su niño pequeño para descartar posibles afecciones médicas o retrasos en el desarrollo.

Si cree que el comportamiento de su hijo es un síntoma de un problema mayor, anote cuándo nota que está ocurriendo y lleve sus notas al médico de su hijo para pedirle consejo.

El médico puede recomendar exámenes de detección adicionales para determinar qué está sucediendo. Hablar con un médico sobre el comportamiento de su hijo también puede brindarle tranquilidad, estrategias para usar cuando su niño se autolesiona o una derivación a un especialista para una evaluación y tratamiento adicionales.

Por lo general, cuando los niños pequeños se golpean o se golpean la cabeza, no hay nada de qué preocuparse. Sin embargo, nunca está de más observar cuándo ocurre el comportamiento y con qué frecuencia.

Luego, hable con su pediatra sobre lo que está viendo. Mientras tanto, concéntrese en tratar de mantener los golpes al mínimo y ayudar a su hijo a encontrar otras formas de comunicar su frustración.