La bulimia nerviosa es un tipo de trastorno alimentario que se caracteriza por episodios repetidos de atracones seguidos de un comportamiento para compensar la cantidad excesiva de alimentos consumidos. Esto puede incluir purgas , ayuno , ejercicio excesivo o el abuso de laxantes y diuréticos para evitar el aumento de peso.  El ciclo de comer en exceso y luego purgarse puede volverse compulsivo, de alguna manera similar a una adicción a las drogas.

Incidencia de bulimia en adolescentes

Se estima que la prevalencia mundial de casos de bulimia en mujeres jóvenes oscila entre el 1 y el 3% (según el país). Sin embargo, un estudio europeo encontró que la expresión de los síntomas centrales de la anorexia y la bulimia está presente en hasta el 12 por ciento de las mujeres a lo largo de sus vidas. 

La mayoría de las personas que padecen bulimia son mujeres, pero los hombres ciertamente pueden luchar contra este trastorno. De hecho, es probable que exista un subregistro de la afección, especialmente en los hombres. 

Este trastorno alimentario puede desencadenarse por estrés, una dieta ineficaz o como un intento de lidiar con emociones dolorosas o una imagen corporal deteriorada. Los comportamientos de purga hacen que la bulimia sea muy dañina para el cuerpo. Si tiene alguna inquietud que su hijo adolescente pueda estar sufriendo de bulimia, busque una evaluación profesional de un médico o profesional de la salud mental .

Señales y búsqueda de ayuda

La intervención temprana mejora las posibilidades de que un adolescente se recupere con éxito de un trastorno alimentario.  Puede ser difícil enfrentar los signos de la bulimia en su hijo adolescente, pero es importante estar atento para asegurarse de que los patrones de alimentación de su hijo sean normales. Puede ser útil para usted y su adolescente hablar con el médico de atención primaria de su adolescente sobre los trastornos alimentarios, los signos que puede estar notando y las posibles formas de ayudar.

Existe un motivo de preocupación si es testigo de uno o más de los siguientes síntomas de bulimia: 

  • Comer una cantidad significativamente mayor de alimentos en un período de tiempo limitado de lo que la mayoría de las personas comería normalmente, lo que se conoce como atracones.
  • Sentirse incapaz de controlar o dejar de comer una vez que comienza un atracón.
  • Continuar comiendo incluso si se siente incómodamente lleno.
  • Expresar preocupaciones frecuentes sobre el peso o la forma corporal.
  • Experimentar sentimientos de culpa, vergüenza o ansiedad. 
  • Purgar los alimentos del cuerpo después de comer en exceso para evitar aumentar de peso y como un intento de recuperar la sensación de control.
  • Saltarse comidas o hacer dietas extremas para "compensar" los atracones.
  • Miedo extremo a subir de peso.
  • Usar mentas para el aliento para cubrirse después de vomitar.
  • Descontento irracional con el tamaño o la forma del cuerpo.
  • Uso anormal o abusivo de pastillas para adelgazar o diuréticos a lo largo del tiempo para controlar el peso.
  • Pasar mucho tiempo en el baño, generalmente vomitando.
  • Ejercicio excesivo, en momentos o entornos inapropiados, o incluso cuando está enfermo o lesionado.

La bulimia puede tener un impacto devastador en los adolescentes. Es importante informarse a sí mismo y a su hijo adolescente sobre los efectos dañinos de la bulimia en el cuerpo, la mente y el alma. Si bien se puede lograr una recuperación completa de los efectos físicos de la bulimia, los efectos mentales y emocionales pueden durar toda la vida. Estas son las principales consecuencias para la salud de la bulimia: 

  • Desequilibrios de minerales o electrolitos
  • Función intestinal anormal
  • Destrucción del esmalte dental.
  • Vasos sanguíneos rotos en los ojos
  • Anemia
  • Ponerse de mal humor o deprimido
  • Abuso de sustancias
  • Problemas hormonales
  • Mareo
  • Fatiga
  • Rotura de la pared del esófago debido a vómitos.
  • Paro cardiaco
  • Muerte