No cabe duda de que Sony es una de las firmas más competentes a la hora de desarrollar televisiones. Y, dentro de sus pantallas más interesantes, se encuentra su OLED AG9, una televisión de gama alta que destaca por su software y el buen empleo que hace de la tecnología OLED. Nos encontramos ante un televisor 4K UHD con panel LG de 55 pulgadas y el chip X1 Ultimate.
En cuanto a la gestión del color, cuenta con HDR10, Dolby Vision y HLG; aunque, lamentablemente, se ha quedado fuera el HDR10+. El procesador, es el responsable de mejorar y escalar las imágenes 4K, es el mismo del ZG9 que procesa en él las imágenes a 8K, así que hacerlo en una resolución más baja debe ser sencillo. El sistema operativo es Android TV 8.0, que no corre, sino vuela en la AG9; algo que sorprende nada más iniciar la televisión, con una perfecta integración del asistente de Google, de lo que hablaremos más adelante.
En cuanto al diseño, nada novedoso, sigue la tendencia de mercado de eliminar al máximo los marcos de la pantalla dejando prácticamente unos centímetros de discreto aluminio. El minimalista y pesado pie, también de aluminio, aunque de reducidas dimensiones, le da bastante estabilidad al televisor, incluso torciéndolo y moviéndolo éste sigue en su lugar.
Nada más encender el televisor, sobre todo si eres usuario de Android, resulta muy sencillo adaptarte, instalar aplicaciones o iniciar Netflix. Además, ya lleva el Chromecast integrado y no hace falta hacer nada para poder emitir video desde el teléfono móvil. La AG9 tiene una configuración única para poder ver contenido de Netflix, y se nota. Con una cuenta de Google podemos empezar a instalar aplicaciones en un segundo, todo el entorno es intuitivo gracias al Android Oreo que lleva equipado. Incluso utilizando únicamente el mando remoto todo es sencillo e intituitivo y nuestras cuentas de video bajo demanda se pueden integrar de forma rápida. El asistente de Google funciona tanto desde el televisor como desde el mando y permite lanzar aplicaciones, buscar contenido o preguntar sobre cualquier temática.
Una sencilla prueba para comprobar la calidad de una pantalla es intentar verla de forma lateral, si empezamos a ver defectos en la imagen, el dispositivo es de una calidad baja o media. En el caso de la AG9 la visión lateral fue casi perfecta, prácticamente no se deformaba ni cambiaba la calidad del color. Al contrario de lo que ocurre con un monitor de ordenador, una televisión puede que acabes viéndola de lado si hay más personas.
Sony siempre ha sido el rey de los «negros» en las televisiones, y no defrauda con la AG9 donde encontraremos profundos negros y contrastes. Un aspecto que se complica cuando los LEDs que iluminan el panel no dejan que las sombras y las zonas oscuras se recuperen cuando hay movimientos rápidos. Probando el contenido 4K de Netflix y el HDR, el resultado es fantástico, el color se respeta al máximo, vibrante y realista, y seremos capaces de ver hasta el más nimio detalle de la imagen. Si bajamos la calidad de la fuente, por ejemplo, a 1080, obviamente el resultado sufre y añade ruido, pero el escalado y el X1 Ultimate hacen su trabajo y la imagen sigue siendo mucho más aceptable que si la contempláramos en un monitor de esa resolución.
No hemos hablado todavía del sonido, que aunque no es brillante, es mucho más que suficiente y está al mismo nivel que la calidad de la pantalla. Obviamente un buen sistema de sonido externo mejorará aspectos como la profundidad y la dispersión sobre la sala, pero no es algo necesario. La tecnología que usa el AG9 es la misma que ya hemos visto en el LG G8, y mediante imperceptibles vibraciones la pantalla ejerce de altavoz, con un resultado muy bueno. Los bajos provienen de dos subwoofers que podemos encontrar en la parte trasera del televisor.
El Sony OLED AG9 es un televisor que perfectamente podría ser el mejor del 2019, con una buena integración de Android TV, e imagen y sonido excelentes. Lo único que se echa de menos en un televisor de gama alta del 2019 es el HDR10+.
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