Representación gráfica de un smallsat orbitando cerca de la Tierra. rn

Conectar absolutamente todo y desde cualquier rincón del planeta. O “cambiar el statu quo de las comunicaciones del internet de las cosas (IoT) y convertirlo en masivo”. Este es, en palabras del alma y fundador de Sateliot, Jaume Sanpera, el propósito del operador satelital.

Además, aspira a algo más difícil todavía: “Ser pioneros mundiales por plantearlo desde un núcleo 5G para funcionar como un servicio de roaming que dé servicio a todos los operadores de telefonía móvil allí donde no llegan. Aunque parezca increíble, y más dada la infraestructura privilegiada de España, en el 90% del globo terrestre no hay cobertura. En cuanto sales de las ciudades el problema es enorme”, explica.

Y para proporcionar esta conectividad permanente y dominar el universo IoT, han apostado por una innovación centrada en miniaturizar satélites –en tamaño y coste–, que orbitarán de forma novedosa, gracias a varios logros también con cierto carácter universal.

Hablamos de cubos de 10 x 10 centímetros, que agrupados (en tríos, medias docenas, de 12 en 12 o de 24 en 24 como tope) funcionan como torres de telefonía móvil y forman un satélite que ocupa lo mismo que un microondas o una caja de zapatos, de unos 10 kilos, siendo el coste por kilo de unos 20.000 a 30.000 euros. “Y con solo uno puedes cubrir el planeta entero”, reseña Sanpera.

Jaume SanperaSateliot
Jaume Sanpera, CEO de Sateliot, predice que todo quedará conectado, lo que traerá mejoras a muchos sectores.

Todas estas declaraciones ya revelan a Sateliot y a su equipo como abanderados del vanguardista y revolucionario sector denominado new space, que trata de romper los ritmos y dinámicas que tradicionalmente se han asociado a los satélites.

Para el emprendedor, “esto supone una evolución trascendente. Hemos conseguido pasar de los satélites geoestacionarios que orbitan a decenas de miles de kilómetros de la Tierra a estar a solo 500 kilómetros de esta. Y de una vida útil de hasta 15 años a una de en torno a 5. En este mercado siempre ha primado la seguridad, lo que ha penalizado su modernización. Aparte, ha predominado el uso de protocolos al margen de las redes telefónicas; dos mundos distantes que, por fin, se unen”, destaca.

Desde Sateliot reconocen que aprovechan las economías de escala de los grandes operadores de telecomunicaciones y, a la vez, les solucionan un problema importante en sitios poco rentables, donde algunos clientes necesitan conexiones. Por ello, ya llevan tiempo negociando con empresas del sector para hacer pruebas piloto y luego vender la iniciativa.

Pedro Duque visita Sateliot
Reunión del ministro de Ciencia, Pedro Duque, con los directivos de Sateliot celebrada en noviembre pasado.

“La pandemia ha ralentizado todo; de hecho, este año hubiéramos lanzado dos satélites en lugar de uno. Afortunadamente, las negociaciones van dando frutos y hay más de 50 países con los que ya hemos firmado contratos. En España las cosas van despacio porque los trámites se eternizan, y eso que tenemos la suerte de contar con Pedro Duque como ministro de Ciencia, muy interesado en el new space y, por tanto, una gran ayuda de cara a las conversaciones con organismos públicos, financiación de las investigaciones, etc.”, abunda.

Para explicar el funcionamiento de estos cubosatélites, Sanpera lo compara con la operativa de una ruta de autobús: “En este caso, el medio de transporte es un cohete. Si interesa la trayectoria de su lanzamiento, se aprovecha reservando parte de la capacidad de carga sobrante para incorporar un satélite a dicho viaje; vas de invitado y cuando pasa por la órbita acordada ahí lo dejan y sigue su camino”.

El objetivo de Sateliot es ir lanzando uno tras otro hasta superar los 70 en dos años, para lo que habrá invertido 4,6 millones de euros en tres proyectos de I+D. El reto es crear una constelación a la que destinará 100 millones de euros y que permitirá que cuando un satélite se esconda y quede sin alimentación directa del sol, otro aparezca, y así de forma permanente.

En estos momentos existen unas ocho constelaciones, aunque ninguna cumple el protocolo 5G. El experto calcula que en 2025 no habrá más de cinco “en este mercado inmenso que se prevé que moverá unos 5.500 millones de euros. Estamos haciendo algo muy avanzado para liderar esta carrera importante en IoT. La cancha es enorme”.

Alianzas

Para seguir afianzando posiciones, últimamente han sido claves las alianzas con operadores de primer nivel; la última, hace un par de semanas con la compañía aeroespacial Open Cosmos y, previamente, con Alen Space para concretar la tecnología que irá a bordo de su primer nanosatélite, es decir, para diseñar y validar el modelo de ingeniería de lo que se denomina la carga útil de estos aparatos.

Como tercer partner destaca también Gatehouse, con quien se ha unido para desarrollar la que será la primera red NB-IoT. También han firmado un acuerdo de intenciones con la Agencia Espacial Europea (ESA) para desarrollar tecnologías con capacidad espacial mediante el uso del 5G.

Las magnitudes financieras están claras: al cierre de 2022, cuando completarán la red, estima una facturación cercana a los 350 millones y una plantilla superior a la centena. “Ahora somos 12 personas en el equipo interno, varias provenientes de Eurona, y 27 ingenieros externos, escogidos de compañías de todo el mundo”, subraya el CEO de Sateliot.

Desde que se creó la empresa en 2018 ya han llegado reconocimientos por su aportación en este cambio de paradigma aeroespacial. En el evento Satellite 2020 celebrado en Washington fue la única compañía española seleccionada para participar en el concurso internacional Startup Space. En Corea del Sur también los han distinguido para participar en sus programas de apoyo a la creación de nuevas empresas.

DISPOSITIVOS PEQUEÑOS PERO MATONES

Sateliot
Carga útil que irá a bordo de los aparatos.Sateliot

Miniantena. “Utilizar antenas grandes frena las posibilidades de hacer mediciones y predicciones”, asegura Jaume Sanpera, fundador de Sateliot. El operador satelital quiere que sus aplicaciones sean ilimitadas y que este dispositivo de conexión pueda ser colocado en cualquier lugar por reducido que sea.

Poca batería. Su uso masivo también requiere una menor necesidad de carga. Se han incorporado baterías que pueden aguantar cinco años sin problemas, puesto que gastan muy poco.

Bajo coste. El precio mensual por equipo se ha ajustado en torno al euro para extender su utilización masiva, “por ejemplo, en flotas, ganaderías y contenedores. De no ser así no sería viable”, añade el empresario.

SEGUIR LA PISTA DE ENVÍOS A LO LARGO Y ANCHO DEL PLANETA

Sateliot
Sateliot espera completar su constelación de nanosatélites a finales de 2022.

Donde existe un vacío de información, ahí quiere llegar Sateliot. Poner ojos en zonas y cosas que ahora escapan al control. “La explosión del IoT aún es inimaginable. Zapatos, bolsos, accesorios, animales... Así, hasta el infinito. Todo caerá en las redes de la conectividad, lo que traerá mejoras a muchos sectores, en ocasiones anticipándose a los problemas y, en suma, haciéndolos más rentables y seguros”, expone con emoción Jaume Sanpera.

Antes de fundar este operador de satélites, el ingeniero de telecomunicaciones creó y dirigió Eurona, que desde 2010 cotiza en el MAB. Más que emprendedor, se considera a sí mismo aprendedor; confiesa sentirse cómodo fuera de su zona de confort, partiendo de cero y haciendo cosas diferentes “algo que, por suerte, se ha contagiado a todo el equipo”.

Sanpera está convencido de que la cobertura de sus nanosatélites puede suponer una revolución en lo agrícola, “reduciendo el consumo de agua y abonos en más de la mitad”; en el medio ambiente, “temas de vida salvaje y especies en extinción”; en los mares, para conservarlos mejor, y en los deportes de aventura y en la geolocalización de envíos y mercancías, “para que no se pierdan y se eviten fraudes”, por poner algunos ejemplos.