Aspecto de Radar Covid, la aplicación de rastreo de contagios del Gobierno de España.


Los rebrotes y la presión del turismo han alterado los planes del Gobierno. La aplicación de rastreo de contagios en la que trabaja el Ejecutivo desde hace meses, bautizada como Radar COVID, estará disponible para todo el territorio nacional a partir del 15 de septiembre. Sin embargo, el repunte de infecciones ha llevado a que la semana que viene se ponga en marcha una versión no definitiva de la app en “dos o tres” comunidades autónomas que todavía están por decidir. Así lo ha asegurado este mediodía la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, durante la rueda de prensa convocada para valorar los resultados de la prueba de la aplicación, que ha estado activa durante un mes en la isla de La Gomera.

No se ha hecho oficial cuáles serán las comunidades autónomas que pondrán en marcha la versión no acabada de la app. La decisión depende de Sanidad, según ha destacado Artigas, si bien ha señalado a las islas Balerares y a Canarias como dos firmes candidatas a ello debido al volumen de turismo extranjero que acogen. Son las propias regiones las que deciden si quieren o no contar con la aplicación. Según Artigas, el interés en ella ha sido “masivo”.


Radar COVID se ha probado durante el mes de julio en La Gomera. Durante este tiempo se ha simulado una oleada de 300 contagios entre 3.000 usuarios de la aplicación para probar la eficacia del sistema. Según Artigas, el 61% de las personas a las que se les comunicó el contagio ficticio llegaron hasta el final del proceso, notificando a las autoridades su contagio y cumpliendo la cuarentena.

La secretaria de Estado destacó, asimismo, que la eficacia de la aplicación dobla a la del rastreo manual: ha sido capaz de registrar 6,4 contactos estrechos de riesgo por positivo ficticio confirmado frente a los 3,5 detectados mediante el sistema manual en Canarias. También se han acortado los tiempos de reacción a menos de 24 horas, lo cual se subraya como fundamental para controlar posibles rebrotes. La capacidad de retención de Radar COVID (la proporción de usuarios que mantuvieron y usaron la aplicación de descargarla) ha sido del 83%.

En La Gomera se notificó el primer caso de la enfermedad en España, a finales de enero. Sin embargo, la isla apenas sufrió en los meses siguientes el azote del coronavirus y fue uno de los territorios que pasó directamente a la fase 1 de la desescalada. Paradójicamente, este lunes se ha informado de un nuevo caso importado en la isla, cuatro meses después.

La aplicación ya está disponible ―aunque aún no está operativa― y no será de uso obligatorio ni utilizará datos de localización. Cuando los teléfonos de dos usuarios de la app estén durante al menos 15 minutos a una distancia inferior a dos metros, intercambiarán unos códigos a través del bluetooth, que se guardarán durante 14 días. Si un usuario es diagnosticado de covid-19, el médico le suministrará un código alfanumérico aleatorio. Al introducirlo en su aplicación ―algo que también es voluntario― los usuarios con los que han tenido ese contacto estrecho ―cuyos teléfonos revisan dos veces al día la lista de esos códigos― recibirán una alerta para que se pongan en cuarentena o se hagan la prueba. En ningún caso se revelará la identidad de la persona infectada.

Indra ha sido la empresa encargada de desarrollar la aplicación y el proyecto piloto por un contrato que asciende a 330.000 euros. La aplicación es de código abierto y parte del trabajo viene ya hecho desde Suiza por un equipo que lidera la ingeniera española Carmela Troncoso. La aplicación utiliza un sistema descentralizado, el más respetuoso con la privacidad, y es compatible con los protocolos de Google y Apple.
¿Una herramienta útil?

Hay dos preguntas clave en torno a la adopción de las apps de rastreo. La primera es si la seguridad de los usuarios está garantizada: la mayoría de expertos está de acuerdo en que el modelo descentralizado adoptado en España es respetuoso con nuestra privacidad. La segunda duda es cuál es su aportación real al control de la pandemia.

Un estudio de la Universidad de Oxford considera que, para eliminar por sí sola la pandemia en un país, el porcentaje de descargas debería ser del 60%, aunque cualquier porcentaje inferior también podría ayudar a frenarla. Sin embargo, en algunos países esa contribución ha sido irrisoria. En Australia, la aplicación Covidsafe solo permitió detectar un caso en su primer mes de uso. Según Pablo Rodríguez, asesor técnico del proyecto, la app empieza a ser útil desde el momento en que se la descargue un 25% o más de la población. “Los últimos datos dicen que un uso del 20% podría ayudar a reducir pandemia en un 30%, y a partir de ahí su contribución es lineal”, asegura. El Ejecutivo no se ha marcado un objetivo en cuanto a descargas.

Las aplicaciones de rastreo de contagios no han resultado decisivas para trazar los contactos de los infectados en ningún país del mundo. Singapur fue pionero en adoptar esta solución con su app TraceTogether y se convirtió en un modelo en la lucha contra la covid-19 con la tecnología. Sin embargo, a principios de junio el aumento de los brotes llevó a la ciudad Estado a abandonar la aplicación, que se había descargado un tercio de sus 5,7 millones de habitantes, y sustituirla por un dispositivo portátil.

En Europa, el país donde se ha implantado con más éxito ha sido Alemania. El instituto de epidemiología de referencia alemán, el Robert Koch, considera la aplicación que se descarga en los móviles un instrumento clave en la lucha contra la expansión de la pandemia, informa Ana Carbajosa. El uso de Corona Warn es voluntario y hasta ahora, 16,4 millones de usuarios se la han descargado en un país de 83 millones de habitantes. Su efectividad aumentará en la medida que más ciudadanos se la descarguen.

Con meses de retraso, la aplicación fue presentada por el Gobierno alemán a mediados de junio y registra cuándo se produce un encuentro epidemiológicamente relevante entre dos teléfonos que se aproximen a menos de dos metros de distancia durante por lo menos 15 minutos. La pantalla del teléfono avisa entonces al usuario de que se ha producido un posible contagio y que debe contactar con las autoridades sanitarias. La identidad de los usuarios permanece secreta en todo momento y los datos no se almacenan en una base central para respetar la estricta política de protección de datos alemana.

La aplicación ha sufrido algunos tropiezos operativos en su corta vida. Los problemas técnicos, junto con las limitaciones que impone el anonimato, merman la efectividad de una herramienta con enorme potencial. Así, por ejemplo, la protección de datos impide identificar a un supercontagiador, algo que podría resultar clave desde un punto de vista epidemiológico.