La Policía Postal y de Comunicaciones de Italia (Polizia Postale e delle Comunicazioni) y la Policía Rumana (Poliția Română) concluyeron ayer una operación conjunta que se saldó con el desmantelamiento de una red de cibercrimen que generaba 20 millones de euros anuales en estafas por toda Europa. Los detenidos -ocho en Italia y cuatro en Rumanía- perpetraban fraudes financieros y ciberestafas a través de la venta de bienes y servicios inexistentes, phishing y clonación y suplantación de sitios web.
Estas prácticas, que han afectado a ciudadanos de toda Europa, han dejado en España pérdidas de 97.000 euros entre falsas ventas online y fraudes de alquileres en los que se anunciaban propiedades también inexistentes, según los datos que ha facilitado Eurojust a EL PAÍS. Los crímenes perpetrados online se complementaban con una “amplia” red de lavado de dinero que centraba sus actuaciones en Italia y blanqueaba los beneficios obtenidos a base de transferencias a bancos italianos.
De acuerdo con la información difundida por los agentes italianos, que califican el grupo como una de las redes de delincuencia transnacional más importantes descubiertas hasta ahora en el sector, todo comenzaba con un equipo de piratas informáticos “bien entrenados” que operaban desde Rumanía. Combinaban la compraventa de bienes y servicios en portales de comercio electrónico con anuncios de alquiler de casas de vacaciones, todo irreal; y el robo de contraseñas y datos personales a través de phishing.
Estas prácticas, que han afectado a ciudadanos de toda Europa, han dejado en España pérdidas de 97.000 euros entre falsas ventas online y fraudes de alquileres en los que se anunciaban propiedades también inexistentes, según los datos que ha facilitado Eurojust a EL PAÍS. Los crímenes perpetrados online se complementaban con una “amplia” red de lavado de dinero que centraba sus actuaciones en Italia y blanqueaba los beneficios obtenidos a base de transferencias a bancos italianos.
De acuerdo con la información difundida por los agentes italianos, que califican el grupo como una de las redes de delincuencia transnacional más importantes descubiertas hasta ahora en el sector, todo comenzaba con un equipo de piratas informáticos “bien entrenados” que operaban desde Rumanía. Combinaban la compraventa de bienes y servicios en portales de comercio electrónico con anuncios de alquiler de casas de vacaciones, todo irreal; y el robo de contraseñas y datos personales a través de phishing.
El eslabón analógico
El brazo italiano de la operación entraba en acción en el momento de limpiar las ganancias ilícitas. Este equipo se encargaba de reclutar a personas de colectivos vulnerables para que cedieran su identidad en procedimientos de apertura de cuentas corrientes a cambio de una pequeña compensación económica. Las cuentas eran luego administradas por los jefes de la organización para la recepción de las transferencias electrónicas que llegaban de toda Europa como resultado del conjunto de fraudes informáticos. Como último eslabón entraba en juego una red de money mules -mulas de dinero- que se encargaba de retirar el dinero de los bancos y esconderlo para finalmente transportarlo físicamente hasta Rumanía.Durante dos años y bajo la coordinación de Europol y Eurojust, los investigadores trazaron minuciosamente los rastros informáticos y financieros dejados por los delincuentes e interceptaron comunicaciones entre ellos. La operación de ayer se saldó con la incautación de ordenadores personales, tarjetas de crédito, propiedades, vehículos y otros activos por un valor estimado de más de un 1,5 millones de euros.
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